La Alcaldía de Santiago de Cali, a través de la Secretaría de Deporte y Recreación, se sumó al homenaje que le rindieron al técnico Fernando ‘Pecoso’ Castro los periodistas Francisco Henao y Santiago Cruz por medio de un libro de 160 páginas donde cuentan las vivencias y anécdotas del caldense durante 50 años en el fútbol.

En un emotivo acto, ‘Pecoso’ recordó muchos de los episodios acontecidos mientras dirigió al Deportivo Cali y al América. Con el primero obtuvo los títulos de Liga colombiana en 1996 y 2015, mientras con el conjunto escarlata avanzó a las semifinales de la Copa Libertadores 2003.

Fue en un conversatorio que lideró el comentarista del Gol Caracol, Javier Hernández Bonett, su paisano y con quien ha compartido desde la niñez en su natal Manizales.

Durante el evento, el secretario de Deporte Carlos Diago le entregó una placa conmemorativa de Cali Ciudad Deportiva y le dio el agradecimiento por los servicios prestados a los clubes más tradicionales de la capital vallecaucana.

El funcionario indicó: “contento por podernos unir como Secretaría del Deporte a este gran homenaje que se le hace a un personaje que es un gran referente en el deporte nacional, especialmente para el Deportivo Cali y el América; no sé si será el único que ha sido campeón con los dos equipos y es muy importante”.

Sobre el homenaje Castro manifestó: “estoy aquí como perdido, nunca me imaginé en la vida que me hubieran hecho un homenaje de esta magnitud”.

Después del acto en la Institución Universitaria Escuela Nacional del Deporte, el entrenador y su familia fueron invitados a una atención por parte de la Secretaría de Deporte en La Mansión del Río, en las oficinas de la Secretaría de Cultura.

Allí en el auditorio José Fernando Arroyo, ‘Pecoso’ reconoció que se dio cuenta que podía ser técnico cuando lo dirigió el argentino Carlos Bilardo en el Deportivo Cali. “Como explicaba todo tan claro yo tenía, yo también puedo ser técnico. Yo dije, esto tan fácil. Antes de llegar Bilardo yo no entendía mucho de fútbol, pero fue quien me enseñó a perfilarme. Él me cautivó el amor por el fútbol, para mí fue un orgullo haber tenido como técnicos a Manera y a Bilardo. Bilardo nos exigía mucho, era un gusto ver cómo paraba el equipo y eso se veía en los partidos”, confesó.

“Estudié hasta quinto de primaria, porque perdí a mi padre desde muy joven y tuve que trabajar para ayudarle a mi madre para criar a mis hermanos”, sostuvo Castro. El día más duro en sus salidas fue la última vez que lo cesaron en el Deportivo Cali: “Salí de la oficina del club llorando, pasé por Cartago llorando y llegué a Manizales llorando, después entendí esta profesión, ese es el fútbol y hay que entender perfectamente que es de resultados”.

Con una memoria envidiable, señaló que lo que más le dolió fue el 4-0 en La Bombonera en 1978, pero que se le pegaron pocas cábalas de Bilardo, tal vez que siempre se sienta en el mismo puesto.

Recordó, también, que trabajando en la Central Hidroeléctrica de Caldas (CHEC), manejando una grúa, perdió un dedo de la mano derecha.