Corriendo, bajo la lluvia y mirando impacientemente el reloj, cuatro caleños llegaron después de las 4:00 de la tarde del martes 31 de mayo a las instalaciones de la Coproración de Ferias y Espectáculos de Cali – Corfecali, a dejar sus propuestas para concursar en el afiche de la sexagésimaquinta Feria de Cali. Pero fue en vano.
El plazo había expirado justo minutos antes de haber llegado. “Eso me pasa por ser buen colombiano”, dijo decepcionado el diseñador gráfico Ricardo Perea, mientras se sacudía el agua del pelo y mostraba el envoltorio de plástico y papel en el que quedó sepultada su obra. “No entendemos que de la carrera no queda si no el cansancio. Eso me pasa por dejar todo para última hora”, atinó a decir mientras prendía su moto de vuelta a casa.
El que sí alcanzó fue Kevin Rosero. Llegó faltando cinco minutos para las 4:00 de la tarde, pero no para entregar su propio trabajo, sino el de su amiga Karen Balanta, quien por motivos personales no pudo llevarlo. En una mano tenía la propuesta del afiche y en la otra una pesada tula.
“Soy árbitro profesional. Venía de pitar un partido de fútbol en el Colegio Americano y por eso llegué con el uniforme”, explica Kevin, quien consciente de que en estas convocatorias no hay tiempo extra, corrió para entregar el recado y evitar que su amiga le sacara tarjeta roja. Ahora espera que ella gane y saque un tiempo de alargue para celebrar.
La caleña Daniela Rendón no se quedó atrás. Esta publicista de la Academia de Dibujo Profesional, amante de la salsa y apasionada por el baile en la Academia Swing Latino, aprovechó que en su profesión de directora de proyectos publicitarios se llenó de creatividad y se iluminó para -según ella- ser la escogida.
“Cuando supe de la convocatoria que hacía la Alcaldía de Cali a través de Corfecali, se me vino a la mente la salsa, la música, la tradición, las viejotecas, el barrio Obrero, los zapatos de charol, las lentejuelas, mis pestañas… en fin. Todo ese mundo que vibro y siento. Y he ahí mi obra”, reseña con una coquetona sonrisa.
Para el gerente de Corfecali, Argemiro Cortés Buitrago, este tipo de historias, anécdotas y situaciones son parte de la cultura de Cali y su Feria. Es algo normal en el día a día de una ciudad que vibra y siente. “Iniciamos muy bien esta versión número 65 del año 2022, pues se inscribieron 157 propuestas y llegaron 30 para que el jurado evalúe, de acuerdo a su criterio.
De estas 30 propuestas -continuó Cortés Buitrago- el jurado escogerá dos afiches finalistas y serán estos los que se suban a la página web de Corfecali a partir del 7 de junio para que el público elija la propuesta ganadora el 12 de junio, la cual no solo será la imagen oficial de la Feria de Cali, sino que el ganador recibirá un incentivo económico de $5.000.000.
Adalgiza Rojas, madre de Fabián Esteban Patiño, fue otra de las que llegó a Corfecali bordeando las 4:00 de la tarde para entregar el afiche de su hijo. Lo vio tan entregado trabajando todo el mes en ese proyecto, que no dudó ni un segundo en ponerlo a consideración del jurado, pues él no obtuvo permiso en la empresa para ir a presentarlo. “Mi muchacho tiene 27 años, estudió en Bellas Artes, es muy juicioso y va a ser el ganador este 12 de junio y vamos a celebrar con toda porque cumple años el 14.
Y como buena porteña, María Paula Pérez Tamayo, estudiante de quinto semestre de diseño gráfico en la Academia de Dibujo Profesional, remó en medio de la lluvia para llevar su propuesta en medio del corre corre que vive entre su trabajo y el estudio. Centró su mirada en dos bailarines arropados con la bandera de Cali sobre una tarima rodeada de público. Tal como se lo imagina, pues nunca ha asistido a una Feria de Cali, aunque este año sí piensa hacerlo, ya que tiene el sabor y la chispa de las mujeres de Buenaventura.
“Estamos muy contentos con la gran acogida de la convocatoria. Superamos las expectativas. Es muy buen inicio de lo que será esta Feria N° 65”, manifestó Fernando Pérez, director operativo de Corfecali, quien destacó las propuestas gráficas inspiradas en la Cali de antaño, llevada hasta nuestros días, con la alegría y el colorido que caracteriza a los caleños.