El amor de una abuela, la inspiración de Matías para romper el récord nacional de Ecuador en el Mundial de Atletismo Sub-20 de Cali. Una fotografía y un anillo fueron el puente entre el Pascual y el cielo.
Matías nació el 11 de abril de 2003, en Cuenca, Ecuador. Desde entonces, las calles empedradas de una las ciudades más encantadoras del vecino país fueron testigas de lo que sería solo el comienzo de un amor incondicional que encontraría en Susana Arce, su abuela. Un amor que trasciende el ciclo de la vida para permanecer intacto en recuerdos, sonrisas y amuletos, como lo son la fotografía que cuelga siempre de su pecho y detrás de su número de competencia o el anillo de ‘buena suerte’ del que no se desprende en ninguna competencia.
Matías o ‘Mati’, como solía decirle su abuela, creció influenciado por el deporte y, aunque en un principio practicaba fútbol, finalmente encontró su camino en el atletismo a los 8 años. Sus padres y abuelos paternos, Susana y Leonardo, han vivido bajo el mismo techo desde su primer día de nacido, por lo que han estado presentes durante su niñez y adolescencia, convirtiéndose en pieza fundamental para el atleta y, más importante, el ser humano que es hoy en día.
“Mi abuela, sobre todo, era súper fanática mía”, sostuvo Matías con una sonrisa en el rostro, recordando que antes de correr, su abuela preguntaba por la hora exacta de su competencia para rezar durante su participación. Pero Susana no solo lo apoyaba desde su religión, también estuvo presente en los momentos de formación, llevándolo al entreno o dándole dinero para comprar bebidas hidratantes, “siempre fueron atentos en eso”, aseguró haciendo referencia a su familia.
En el Campeonato Mundial sub-20 de Cali 22, una fotografía de sus abuelos, Susana y Leonardo detrás de su número de competencia y el anillo de la buena suerte en su mano izquierda impulsó cada zancada de Matías para romper el récord nacional de Ecuador, parando el reloj, junto a sus compañeros, en un tiempo de 3:29.65, más de un segundo menos que lo que logró en Nairobi en el 2021.
“Mi abuela falleció el año pasado y le dedico a ella todo lo que hago entonces es por eso siempre que puedo intento correr con la foto. Me ha dado suerte, sobre todo hoy”, manifestó instantes después de conseguir romper, por segunda vez, el récord de su país en un mundial juvenil.
“Es mi mayor inspiración todos los días, entonces no hay nada mejor que correr bien y que sepa que lo estoy haciendo por ella”.
Aunque Susana protagonizó uno de los 400 metros más importantes de la carrera deportiva de Matías, sus 94 años también le dieron la experiencia para compartir durante 18 de ellos, valores y consejos que han formado a un atleta que no solo se destaca por su velocidad, sino por su carisma y don de gentes.
“En vez de pensar en que ya no está, hay que recordar los buenos momentos que vivimos, todos los lindos momentos que pasé con ella. Y hacerla orgullosa corriendo y en la vida en sí. Siendo una buena persona, teniendo una profesión”.
Y es precisamente la aspiración a futuro de Matías, ser profesional en Kinesiología, una carrera que llamó su atención luego de ver cómo a su abuela le hacían terapia en casa luego de sufrir una fractura de fémur hace 4 años.
Por el momento, Matías seguirá escribiendo su historia en Cali que continúa el próximo viernes en la prueba de 4×400 metros masculina, donde nuevamente, Susana estará presente desde el cielo.
Con información de Comunicaciones Comité Organizador Local Campeonato Mundial de Atletismo sub-20, Cali 2022.