Con pequeños pasos se escriben grandes historias, de esas que más allá de quedarse en la memoria, son las que sirven como complemento para fortalecer el proceso de jóvenes talentos en diferentes aspectos. Los Juegos Deportivos Nacionales de Mar y Playa, que se crearon con el propósito de preparar a los atletas colombianos para afianzar el desarrollo deportivo en las disciplinas que tuvieran al agua y a la arena como escenarios naturales, son el fiel reflejo de ello.

En una noche de agosto de 2013, en San Andrés,  el fervor de estas competencias empezó a darle luz propia a la primera edición. El estadio Newball fue el epicentro del primer desfile, donde 22 delegaciones y 528 atletas dijeron presente para exaltar el espíritu deportivo y emocionar a todo un país con sus presentaciones, en 10 disciplinas: esquí náutico, actividades subacuáticas, triatlón, voleibol playa, rugby playa, balonmano playa, fútbol playa, motonáutica, surf y vela.

Fue un primer paso enmarcado por un paraíso natural: el paisaje isleño, el mar de siete colores, las playas blancas y la riqueza natural de la región brindaron ese encanto adicional para que los Juegos, además de lo deportivo, también permitieran mostrarle al país la riqueza cultural y turística del archipiélago.

En esta edición, en la que Antioquia terminó en el primer puesto en el medallero con 24 (nueve de ellas de oro) y Bogotá, de escolta y muy cerca, con 23 (ocho doradas), se desarrolló un juego raizal conocido como cat boat, que consiste en una carrera con regatas por el mar, preferiblemente con vientos de noreste para facilitar la ruta. Participaron cinco embarcaciones que cumplieron el recorrido entre la Playa Manzanillo y el Cayo Tres Hermanos. Fue un evento que otorgó podio, pero no sumó en la general.

Dos años después, la histórica Cartagena de Indias, con sus imponentes murallas bajo el resguardo constante del Cerro de la Popa, se convirtió en la segunda sede para recibir los Juegos Deportivos Nacionales de Mar y Playa. La playa Blas de Lezo fue testigo del encendido del pebetero para recibir a las competencias, en las que se reunieron 619 atletas de 16 delegaciones, que participaron en 10 deportes: subacuáticas, balonmano playa, fútbol playa, rugby playa, motonáutica, surf, vela, voleibol playa, esquí náutico y triatlón.

Esa magia colonial de la capital bolivarense, que la convierte en uno de los destinos turísticos más visitados del continente,  adornó la segunda edición en la que Bogotá hizo historia con 27 medallas (15 de ellas de oro), lo que le sirvió para liderar la tabla general, en la que superó Valle, que finalizó con 20 (cinco doradas) y a Bolívar, que terminó con 14.

La Costa Norte del país ya había demostrado esa capacidad de trabajar en equipo con el Ministerio del Deporte -para entonces Coldeportes-, por lo que le correspondió luego el turno al Pacífico albergar por primera vez los Juegos. En 2017, San Andrés de Tumaco y Calima El Darién fueron las sedes. Una región que encantó a propios y extraños con sus colores, ritmos y tesoros.

En la ‘Perla del Pacífico’ se reunieron 635 atletas, de 19 delegaciones, que disputaron diez disciplinas, entre las que apareció, por primera vez, el ultimate, que fue deporte invitado como exhibición. Además, estuvieron balonmano, rugby playa, fútbol playa, voleiplaya, triatlón, vela, motonáutica, surf y deportes subacuáticos. Los juegos se llevaron a cabo en las playas del Morro y Bocagrande, esta última que inspiró la letra del conocido bolero “Noches de Bocagrande”, interpretado por el Trío Martino.

Valle del Cauca, en un final cerrado, terminó en el primer lugar del medallero en su tercera edición: logró un total de 24 medallas (nueve de ellas doradas y nueve de plata), mientras Bogotá registró 23 (nueve de oro y seis de plata) y Bolívar, por segunda edición consecutiva, acabó en la tercera posición.

Cuatro años después, el Golfo de Morrosquillo abre sus puertas para que los Juegos Deportivos Nacionales de Mar y Playa vuelvan a hacer vibrar a toda Colombia con sus disciplinas y la belleza natural de una región que encanta con sus corales, manglares, arrecifes y playas. Córdoba y Sucre asumen la responsabilidad de acogerlos.

Nuevamente, el sol, el mar y la arena aparecen como los principales protagonistas de un evento multideportivo y, en esta ocasión, por primera vez se disputarán 12 deportes y habrá más de 1.000 atletas en acción. Una edición para afianzar a esta competencia en el calendario nacional y, sobre todo, para que el deporte siga uniendo al país en torno al deporte.