Para los responsables políticos, empresarios e investigadores, el marco de los límites planetarios actúa como un análisis de la situación del planeta del que dependen las empresas, la sociedad y el mundo natural. Necesitamos un marco económico que aborde las causas profundas de cada punto de presión planetaria y esboce una forma positiva de avanzar.
Una economía circular elimina los residuos y la contaminación, hace circular los productos y materiales a su máximo valor y regenera la naturaleza mediante el diseño. Acelerar su transición no sólo puede ayudarnos a volver a los límites biofísicos de nuestro planeta y a mantenernos en él, sino también a añadir valor económico, ahorrar costes materiales y crear empleo al mismo tiempo.
Resolver la crisis de los residuos, que contribuye a la ruptura en cascada de los límites planetarios, no se conseguirá únicamente con estrategias de reducción o reciclado a nivel superficial. Por el contrario, debemos remodelar todo nuestro planteamiento para que en una economía circular, como en la naturaleza, los residuos sencillamente no existan.
La transición a una economía circular que elimine todo el plástico problemático e innecesario, por ejemplo, implica aprovechar el mismo entusiasmo por el diseño que lo hizo surgir en primer lugar, sin perder ninguna de sus funciones. El diseño de alternativas -como barras de champú sólidas, pastillas de dentífrico y envases de alimentos compostables- puede reducir drásticamente la presión sobre varios límites planetarios a la vez.
Cuanto más a menudo se utilice un producto o servicio, menos se necesitará. Al aprovechar mucho mejor la energía y la mano de obra incorporadas, así como el valor intrínseco de los materiales de un producto o servicio, la economía circular evita la necesidad de extraer más recursos innecesariamente. Al hacerlo, no sólo se reduce la presión sobre los
 límites planetarios individuales, sino que se deja espacio para que los sistemas naturales de la Tierra se recuperen y regeneren en todo el sistema planetario.
Juntos, la eliminación de residuos y el movimiento de productos y materiales contribuyen en gran medida a mejorar el estado de cada frontera planetaria. Pero la transición de nuestro planeta de un lugar de volatilidad a un estado de estabilidad también requerirá una mayor acción afirmativa. El tercer componente vital de una economía circular es la regeneración de la naturaleza.
Hacia un futuro circular dentro de los límites planetarios
El marco de los límites planetarios establece la ciencia de las crisis combinadas de la Tierra. Cada una de ellas está causada, en su raíz, por nuestra actual economía lineal. La economía circular, como respuesta, presenta una tríada de principios con los que podemos responder individualmente -y, por tanto, colectivamente- a la pluralidad de estas presiones planetarias. Al desvincular la actividad económica del consumo de recursos finitos, reducimos drásticamente nuestra demanda de tierra, agua y energía, disminuyendo las emisiones de GEI y eliminando la fuga de toxinas y contaminantes nocivos a los sistemas de la Tierra en todas sus fases.
Al hacerlo, podemos mantener -y, lo que es más importante, reparar- el tejido conectivo entre un medio ambiente sano y resistente y una economía sana y resistente. La producción regenerativa se concibe a menudo en términos de sistemas alimentarios agrícolas. Pero hay otros sectores de la economía que también dependen de los recursos naturales cultivados, como la moda.
El cultivo tradicional del algodón, por ejemplo, al ser intensivo en agua y dependiente de los fertilizantes, pesa mucho sobre los límites planetarios de uso de agua dulce y flujos biogeoquímicos mucho antes de que las semillas florezcan en racimos. En cambio, el cultivo regenerativo del algodón no sólo evita estos efectos negativos, sino que genera activamente importantes beneficios para el clima y la biodiversidad. Al adoptar la producción regenerativa a escala, la industria mundial de la moda tiene el potencial de crear resultados positivos más allá de las fronteras planetarias.