Por: Juan Carlos Pamo Sánchez – Redacción Zona de Impacto

Desde hace más de una década, un caleño se ha ganado el respeto y el cariño de uno de los clubes más tradicionales del fútbol suizo. Se trata de José Laureano Erazo Oliveros, un hombre que nació “en Cali, en el barrio San Marino, por la 70, entre los barrios Alfonso López y Las Ceibas”, y que hoy, con 58 años, se encarga de que todo esté en orden en los camerinos del Servette Football Club, equipo de primera división en Suiza.

Yo llegué a Suiza en 2009, pero antes viví casi 25 años en España”, cuenta José. “Allá trabajé en construcción, en lo que en Colombia se llama obra blanca. Me especialicé en eso, hice cursos y todo. Pero cuando vino la crisis del ladrillo en 2007 y 2008, tuve que buscar otra oportunidad y me vine para Suiza”.

Al principio, su vida en Ginebra no fue fácil. “Me aburrí de la construcción porque eran trabajos muy cortos, de dos o tres meses. Entonces un amigo me dijo: ‘Don José, ¿por qué no hace un curso de limpieza?’. Lo hice, aprendí sobre productos, químicos y maquinaria, y me conecté con una empresa que tenía la contratación de la limpieza del estadio de la Praille. Entré como ayudante y después quedé como jefe”, recuerda con orgullo.

José Laureano Erazo Suiza servette fc

Ese fue el punto de partida para un giro que lo llevaría al mundo del fútbol profesional. “Un señor me vio trabajar y me dijo: ‘José, usted trabaja muy bien, ¿por qué no se viene con nosotros y le hacemos una prueba de dos o tres meses?’. Y así fue. Empecé como ayudante y después ya quedé encargado. De eso hace siete años”, relata.

Hoy, Erazo es utilero y encargado del camerino principal del Servette FC, el club más antiguo de Ginebra y uno de los más tradicionales del país helvético. “Yo aquí hago de todo: organizo la ropa de los jugadores, los vestuarios, los kits para entrenamientos y partidos. Después de cada juego también limpio y organizo todo de nuevo. Eso no lo hace la empresa de limpieza porque los jugadores dejan cosas personales, dinero, cadenas, y hay que cuidar eso”.

El trabajo no se limita al primer equipo masculino. “También colaboro con el equipo femenino y con las selecciones que vienen al estadio, como la de Suiza. Me toca preparar los camerinos, organizar las máquinas, todo”, explica.

Su jornada puede extenderse hasta la noche, pero él lo disfruta: “Aquí somos casi 70 personas entre jugadores y cuerpo técnico. Ellos me dicen ‘Máquina’, ese es mi apodo. Cuando me ven, me saludan: ‘¡Hola, Máquina!’, y yo feliz”.

Aunque lleva muchos años en Europa, José no ha perdido sus raíces. “Yo soy hincha del América de Cali, claro. Me acuerdo de Willington Ortiz, Falcioni, Cabañas, Battaglia… ¡Qué equipazo!”, dice entre risas. “Y cuando pongo música en el camerino, les coloco salsa, Grupo Niche, reguetón, vallenato, de todo. A los suizos les encanta el español, les gusta cómo hablamos y nuestra alegría”.

José Laureano Erazo Suiza servette fc

En su vida personal, vive en Ginebra con su esposa, también colombiana, nacida en Buenaventura. Sus hijos, Jovan Steven y Raymichel, viven en España. “Nosotros tenemos nacionalidad española, eso me ayudó mucho para poder trabajar en Suiza”, cuenta.

A lo largo de estos años, ha sido testigo de partidos memorables. “Jugamos con el Chelsea, con la Roma, con grandes equipos, en partidos de la Europa League y Conference League. Hace dos o tres años fuimos campeones de la Copa Suiza”, recuerda con emoción. En cada estadio al que viaja, lleva consigo una bandera de Colombia: “Siempre la tengo, hay que demostrar de dónde uno viene”.

Con la experiencia que ha acumulado, José sueña ahora con abrir puertas a nuevos talentos. “Con mi amigo John Mosquera, quien jugó en el Cali y en República Checa, estamos tratando de traer jóvenes colombianos para que prueben aquí. Pero es difícil, porque vienen muy resabiados, se enamoran, no se adaptan al frío y se quieren devolver. Aquí el nivel es 100% competitivo”, reflexiona.

A pesar del éxito, confiesa que nunca ha dejado de extrañar su país: “Extraño todo: la comida, la música, la gente. Yo siempre llevo mi acento colombiano y no lo pierdo. Allá está mi esencia”.

Entre el ruido de los estadios europeos y el eco de su voz con acento caleño, José Laureano Erazo representa a esos colombianos que, lejos de casa, trabajan con disciplina, humildad y amor, demostrando que también detrás del balón hay historias que valen oro.